Hay tantos hombres en mí
cansados sobre las cosas…
¡Qué extraños corazones
habitan las sombras!
¡Qué rara avidez,
por nacer de las rocas!
En el aire no están
ni las voces ni sus bocas.
¡Qué raros hombres
suceden mis horas!
Qué raros hombres
cansados sobre las cosas…