Yo, que vivo ya un tiempo en la periferia del género humano
y que fuera de mi casa carezco del estatuto de fantasma, no salgo de mi asombro
(a la entrada de mi biblioteca cuelga un letrero: “asombro”). No quisiera
contradecir a Ortega, de modo que sigo callando que, por ejemplo, tengo una
relación con mi estufa a la que le he puesto el nombre de “circunstancia”. En
el calor de nuestra conversación pugnamos por ver quien supera a quien; no hay
reglas fijas para eso. No se puede hacer el amor con un tratado de erotismo al
lado; en este caso es que te quemas. Nos mordemos la lengua para no decir que
el resto del cuerpo clerical, que no es tonsura, se retuerce bajo el paño negro
de una sotana extendida como piel de toro, y nos tiene hasta el mismísimo
kilómetro cero. Madrid es un género,
decía Paco Umbral, pero va camino de ser de “género tonto” porque tanta lengua
en formato pala quita nieves y tanta lupa mediática, nos trae el amargor de
comprobar que los mismos que se agolpan a pie de nieve, se agolpan a pie de
urna.
Madrid es un tiempo dentro del tiempo; el tiempo nos dará la
razón y el sentido. Por cierto, un sentido incomprensible que atiende al famoso
principio de indeterminación del sentido, según el cual, si el sentido se
comprende no se puede explicar y si se explica no se puede comprender. No sé si
me explico, aunque esto forma parte de la callada que escribo y si me explico,
no me vais a comprender. Una “soleá” de La Serneta lo decía con más gracia: “presumes
que eres la ciencia, / yo no lo comprendo así, / porque siendo tú la ciencia, /
no me has comprendido a mí”. No me queda más que, con cierta sorna, revolver
palabras cínicas de Sánchez Ferlosio dirigidas al “Creador”: “Señor, ¡tan
uniforme, tan impasible, tan lisa, tan blanca, tan vacía, tan silenciosa, como
era la nada, y tuvo que ocurrírsete organizar este tinglado horrendo,
estrepitoso, incomprensible y tan lleno de Ayuso!” Con esto, creo que la hemos callado, amigo.
Memorable !
ResponderEliminarMuchas gracias.
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