He querido hilvanar infinitos romances,
galopando ebrio sobre lomos de un lenguaje bellísimo,
palabras bordadas y frágiles,
envueltas en cristal sonoro o sentidos abisales,
desnudas unas veces y otras adornadas
de vuelos y cendales.
He querido soñar a horcajadas de un renglón sin final
mil jardines femeninos, dulces,
pensados para rodear la hermosura de un encuentro,
y un escuadrón de poesía escoltando el viento
que te despeine el corazón.
No he puesto dorados todavía,
ni sinfonías modélicas que llamen a los mitos
a danzar un baile principesco.
Tan solo estoy esperando en la esquina de un verso
a que salga tu nombre.
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