Por
más que haya diez milenios
entre
tu paisaje y el mío,
la
noche va sembrando de segundos
el
tránsito de un cántaro a otro cántaro,
con
sus gargantas abiertas
y
sus vacíos transparentes.
Porque,
mientras haya luz,
las
noches serán doradas
y
las alas de agua.
Por
más que haya diez milenios
entre
tu paisaje y el mío,
la
lumbre va creciendo de amarillos
la
danza antigua de la música a la música,
con
sus ojos alertas
y
los pulsos calientes.
Porque,
mientras haya luz,
las
bocas dirán ventanas
y
las lenguas serán el mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario